Semilla de luz

El Padre nos dio un diseño, somos depósitos de semillas. Pero uno de los problemas mas frecuentes de la gente que llega al Señor es su falta de identidad y los traumas del rechazo que impiden conocer esta verdad. Es por esto que necesitamos que el Padre nos alumbre con su luz y separe toda tiniebla de nuestras vidas.

Una semilla porta en si misma la capacidad de generar una semilla igual a ella. La semilla no se parece al fruto pero es la consecuencia del fruto que ya maduró.

Génesis 1
11 Y dijo Dios: ¡Que haya vegetación sobre la tierra; que ésta produzca hierbas que den semilla y árboles que den su fruto con semilla, todos según su especie! Y así sucedió.
12 Comenzó a brotar la vegetación: hierbas que dan semilla y árboles que dan su fruto con semilla, todos según su especie. Y Dios consideró que esto era bueno.


Sabemos que cosechamos lo que hemos sembrado por ende debemos cuidar nuestra vida para que sea un reflejo de la siembra del Señor a través de nosotros. La vida de Dios no tiene que ver con cuanto sabemos sino con que podamos dar de lo que está contenido en nosotros, eso es el punto principal.

1 Corintios 15
36 ¡Insensato! Lo que tú siembras no es vivificado si no muere.
37 Y lo que siembras: No siembras el cuerpo que llegará a ser, sino un grano desnudo, de trigo o de algún otro;
42 Así también es la resurrección de los muertos: Se siembra en corrupción, resucita en incorrupción;
43 se siembra en humillación, resucita en gloria; se siembra en debilidad, resucita con poder;
44 se siembra cuerpo animal, resucita cuerpo espiritual. Si hay cuerpo animal, hay también espiritual.
45 Así también está escrito: El primer hombre, Adán, fue hecho un ser viviente; el postrer Adán, un espíritu vivificante.

Gálatas 6
7 No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.


Ahora bien debemos tener en cuenta que la paciencia permite esperar con esperanza la cosecha, sabiendo que hemos cumplido nuestra parte de sembrar. No hay nada peor que un sembrador impaciente porque perderá la esperanza de cosechar y su fe será vana. La semilla va a tomar su tiempo para brotar y dar su fruto. El Señor la hará brotar en su tiempo.

1 Corintios 3
6 Yo planté, Apolos regó, pero el crecimiento lo da Dios.


El tercer día tiene un concepto interesante en la Biblia ya que nos habla de que un proceso terminó. Los frutos aparecen después de que el proceso de entrenarnos termina. Por ejemplo, la palabra nos garantiza que si damos vamos a recibir, pero no dice cuando. La manifestación de un resultado está ligado a la conclusión de algunos procesos.

El proceso de sembrar es un proceso de muerte, el gozo viene recién en la cosecha. Cuando uno comprende esto esperamos con ansias el tercer día, entendiendo que mi responsabilidad es echar la semilla pero no hacerla germinar.

Lo que quedará al final de todo no serán cuantas cosas hicimos, sino el saber que Dios hizo cosas, hizo germinar las semillas que planté. Lo importante es cuando puedo ver a las personas que he hecho germinar.

¿Qué estás haciendo con las semillas que Dios te dio?

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