Desarrollando el espíritu del colaborador

Podemos leer en el libro de Ezequiel que la visión del profeta fue de un ser que presentaba no un solo rostro sino cuatro, los cuales se fusionaban de tal forma que se podía ver que el ser era uno solo y no cuatro.

Ezequiel 1:10 
Y el aspecto de sus caras era cara de hombre,  y cara de león al lado derecho de los cuatro,  y cara de buey a la izquierda en los cuatro;  asimismo había en las cuatro caras de águila.


Sin duda el anhelo de nuestro Padre celestial es que como hijos podamos desarrollar estos cuatro rostros en nuestras idas ya que cada uno de estos aspectos son de gran edificación para la Iglesia. Hoy estudiaremos uno de estos rostros, el de buey.

Proverbios 14:4  Donde no hay bueyes el granero está vacío; con la fuerza del buey aumenta la cosecha.


Esta palabra de Proverbios nos deja ver cual es la función del buey. El rostro del buey simboliza servicio incondicional al ministerio y al reino de Dios tal como lo expreso el apóstol Pablo en la carta a los Corintios.

2 Corintios 12:15  Y yo con el mayor placer gastaré lo mío,  y aun yo mismo me gastaré del todo por amor de vuestras almas,  aunque amándoos más,  sea amado menos.

Un buey es un animal que se utiliza para la carga, este es un aspecto que tiene que ser entrenado por Dios en la vida de cada creyente. Este rostro y sus características se da en una persona de manera progresiva siendo ésta una de las señales que caracterizan a un cristiano maduro. El compromiso del maduro se expresa en servicio.

Gálatas 5:13  Les hablo así,  hermanos,  porque ustedes han sido llamados a ser libres;  pero no se valgan de esa libertad para dar rienda suelta a sus pasiones.  Más bien sírvanse unos a otros con amor.

El corazón de servicio es un corazón que sirve a Dios y a la gente. La persona que ha logrado desarrollar esta habilidad dentro de la congregación es aquella que conoce a su Señor y tiene pleno conocimiento de su responsabilidad y por consecuencia trabaja en su viña.

Isaías 1:3  El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor;  Israel no entiende,  mi pueblo no tiene conocimiento.

La persona que desarrolla el rostro del buey posee una habilidad magisterial. Este rasgo lo podemos apreciar claramente en un discipulador, en predicadores, en pastores y en maestros.

El servicio es de alto valor para el Reino de Dios.

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