Posicionándonos como Hijos

Para que podamos entender la posición de hijos que tenemos en el Reino de Dios primero debemos tener claro que todo aquel que ha recibido a Cristo y ha creído en él se le ha dado la posición de hijo.

Juan 1
12 pero a todos los que lo recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios


Romanos 8
14  Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.
15  Porque no recibisteis espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor; sino que recibisteis el Espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba! (¡Padre!)
16  El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
17  Y si hijos, también herederos: por una parte, herederos de Dios, y por la otra, coherederos con Cristo, ya que juntamente padecemos para que juntamente seamos glorificados.
18  Pues considero que los sufrimientos del tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria venidera que va a ser revelada en nosotros.
19  Porque el profundo anhelo de la creación espera la revelación de los hijos de Dios.


Sobre esta base bíblica entendemos entonces que a todos los que hemos creído en el nombre de Jesús y hemos sido llenos de su Espíritu tenemos la condición de hijos. Ahora bien la pregunta que nos debemos hacer es ¿estamos manifestando que somos hijos de Dios? ¿Estamos demostrando lo que somos?



Como hijos de Dios tenemos una responsabilidad, esta responsabilidad se trata de traer el reino de Dios a la tierra, tal como los hizo Jesús el tiempo que estuvo ministrando con los apóstoles.

Hechos 10
38  respecto a Jesús de Nazaret: Cómo Dios lo ungió con el Espíritu Santo y poder. Éste pasó haciendo el bien y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con Él.


Cristo durante su ministerio trajo el Reino de Dios a la tierra y manifestó su posición gobernando sobre sus emociones, circunstancias, decisiones, elementos, etc. Por lo tanto nosotros como hijos de Dios estamos llamados a hacer esto y mayores cosas aún.
Las tinieblas saben bien que la forma de mantener una ciudad, persona o iglesia sin gobernar es manteniendo su verdadera posición oculta. Queremos decir con esto que las tinieblas saben que el gobierno se ejerce desde una posición, y la posición del Reino de Dios es la de hijo.

Mateo 22
2  El reino de los cielos fue hecho semejante a cierto rey que hizo la fiesta de bodas para su hijo.

Mateo 13
38  el campo es el mundo, la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del Maligno,


Veamos esto reflejado en la parábola del hijo pródigo. Cuando el hijo pródigo pidió sus bienes vemos que sabía muy bien lo que poseía y lo que era suyo por derecho. El otro hijo hasta el final de la historia nunca entendió que todo lo que tenía su padre era de él.

Muchas veces no entendemos como actúa el corazón de Dios en cuanto a nosotros, ciertamente Él se entristece cuando se aparta un hijo suyo, pero de igual forma se entristece cuando uno de sus hijos no entiende que es hijo y lo que le pertenece como tal.
Esta parábola bien podría llamarse la del hijo desentendido, más que la del hijo pródigo.

Hebreos 5
5 Así también el Mesías no se glorificó a Sí mismo haciéndose Sumo Sacerdote, sino el que le dijo: Mi Hijo eres Tú, Yo te he engendrado hoy. 6 Como también dice en otro lugar: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec.


Lucas 15
11 También dijo: Cierto hombre tenía dos hijos; 12 y el menor de ellos dijo al padre: Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde. Y él les repartió el sustento. 13 Después de no muchos días, el hijo menor, recogiendo todo, partió hacia un país lejano, y allí malgastó su hacienda viviendo perdidamente. 25 Pero su hijo mayor estaba en el campo, y como al regresar oyó música y danzas, se acercó a la casa. 26 Y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. 27 Él entonces le dijo: Tu hermano se ha presentado, y tu padre ha sacrificado el becerro gordo, porque lo recuperó sano. 28 Y se enojó y no quería entrar. Saliendo entonces su padre, le rogaba. 29 Pero él respondió al padre diciendo: He aquí, tantos años te sirvo y jamás quebranté un mandato tuyo, y nunca me diste un cabrito para regocijarme con mis amigos, 30 pero cuando regresó este hijo tuyo, que consumió tu hacienda con prostitutas, mataste para él el becerro gordo. 31 Él entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas; 32 pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto, y revivió; estaba perdido, y fue hallado.


La identidad afirma nuestra posición de hijos y es a través del Espíritu Santo que podemos tener este derecho.

Romanos 8
15  Porque no recibisteis espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor; sino que recibisteis el Espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba! (¡Padre!)


Es en nuestra posición de hijos que podemos tomar todo lo que el Padre tiene y usarlo en nuestro beneficio. Hay una diferencia entre decir “Señor si tu quieres” y decir “Sea hecho en el nombre de Jesús” porque el Señor por supuesto que quiere lo que nosotros declaramos y solo necesita una voz alineada con su Espíritu que pueda establecer el diseño de los cielos sobre la tierra.

La paternidad entrega:
Amor, protección, formación, carácter, aceptación, aprobación, provisión, gobierno, herencia, seguridad, dirección, propósito, visión, corrección, empoderamiento.

1 Corintios 4
15  Porque aunque tengáis diez mil pedagogos en Cristo, no tenéis muchos padres; porque en Cristo Jesús, yo os engendré por medio del Evangelio.


Podemos preguntarnos de nuevo ¿Somos hijos de Dios? Si lo somos entonces debemos manifestar esta identidad ya que es solo de esta forma en que seremos conocidos.

Mateo 7
16  Por sus frutos los reconoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?
Los hijos son obedientes, leales, guardan los mandamientos, buscan agradar al Padre, no se complacen en lo malo sino en lo bueno, buscan la justica, andan en luz y santidad, gobiernan sobre sus vidas y sobre las circunstancias, tienen paz, decretan paz, bendicen y no maldicen, aman sin esperar nada a cambio.


Nuestro diseño celestial es cúbico y la forma de establecer el reino en la tierra es a través de la intercesión y de la adoración. Entonces un hijo intercesor debe:

•    Decretar lo que es justo en el cielo en la tierra
•    Juzgar lo injusto del cielo en la tierra
•    Bendecir con su palabra dabar
•    Gobernar sobre sus territorios (su vida, sus emociones, su mente, su trabajo, su lugar de posición, etc.)

Un hijo adorador debe:
•    Hacer que los cielos canten lo que se canta en la tierra
•    Gobernar sobre los aires
•    Profetizar con su adoración
•    Hablar de Cristo a través de su ministración

Comentarios

  1. Que tremendo estudio, nos es de muchisima bendicion, gracias por el tiempo invertido aqui. Es de muchisima bendicion.

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  2. La gloria la damos al Padre porque nos permite ser de bendición para usted y muchos más... bendiciones.

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