Consagrando el yo

Consagrar el yo no significa que tenemos que desconectar nuestra mente y no tener ninguna meta o ambición porque lo hayamos consagrado a Dios.

Más bien el consagrase a uno mismo (el yo) significa que sometemos nuestra voluntad a la de Dios, y que nos asociamos con él mientras planeamos nuestro presente y el futuro. Consagrar el yo implica también que le permitimos a Dios que cambie cualquier plan que él no esté de acuerdo.


Lucas 14
26 Si alguno viene á mí, y no aborrece á su padre, y madre, y mujer, é hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su vida, no puede ser mi discípulo
27 Y cualquiera que no trae su cruz, y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo

Cuando nos consagramos debemos estar dispuestos a que el afine áreas de nuestra personalidad y cualidades del carácter que él nos ha dado y que nos hacen la persona única que somos. También debemos estar dispuestos a desarraigar de nuestra vida cualquier pecado, tal como egoísmo, ira, falta de perdón, lujuria, orgullo, rebelión, etc.

A través de las escrituras, Dios trata de advertirnos que las áreas del Yo que no están consagradas eventualmente nos guiaran a nuestra propia destrucción, además de lastimar la vida de los que están a nuestro alrededor. Debemos aprender a morir, atrevámonos a ser santos. No cedamos a lo malo. No nos parezcamos al mundo sino a Jesús.

Lucas 14
33 Así pues, cualquiera de vosotros que no renuncia á todas las cosas que posee, no puede ser mi discípulo

JESÚS VIVIO UNA VIDA CONSAGRADA al padre. ÉL CONSAGRO TODO y puso primero la voluntad de su padre antes que su propia voluntad MATERIAL, ESPIRITU, ALMA, cuerpo.

¡De la misma manera debemos andar!

Comentarios

Entradas populares de este blog

La sequedad espiritual

La fragmentación del alma

Los sellos del pródigo