Creí en Dios, por tanto hablé

...Por todos lados nos presionan las dificultades, pero no nos aplastan!!!..
Estamos perplejos pero no caemos en la desesperación.
Somos perseguidos pero nunca abandonados por Dios.
Somos derribados, pero no destruidos.
Mediante el sufrimiento, nuestro cuerpo sigue participando de la muerte de Jesús, para que la vida de Jesús también pueda verse en nuestro cuerpo.
Es cierto, vivimos en constante peligro de muerte porque servimos a Jesús, para que la vida de Jesús sea evidente en nuestro cuerpo que muere. Así que vivimos de cara a la muerte, pero esto ha dado como resultado vida eterna para ustedes.
Sin embargo, seguimos predicando porque tenemos la misma clase de fe que tenía el salmista cuando dijo: «Creí en Dios, por tanto hablé»

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